miércoles, 14 de diciembre de 2011
NPP Radio 21: Una rumba para Lerner
Cubanos que acompañan:
-Buena Vista Social Club - Clocks
-Ibrahim Ferrer - Nuestra última cita
-Elíades Ochoa - Se soltó un león
Para bajarlo, clickeá acá
miércoles, 7 de diciembre de 2011
NPP Radio 20: El cuarto latino
Luego de las vacaciones de Noviembre, Roberto, Jenny, Miguel, Carlos y Ricardito vuelven al aire con una entrevista exclusiva a Tony Giménez Burlete, cuarto integrante de la banda/equipo de hockey cinco "Los Cinco Latinos", quien nos cuenta todo sobre su carrera y su relación con Estela Raval. El último bloque es oscurecido por la presencia del Negro Fanacoa y las historias carcelarias de un Carlos Salvador que está lejos de su mejor momento.
En la música:
David Bowie - Queen Bitch
Nacho y Los Caracoles - Bossa
The Swingin´ Medallions - Double Shot (Of my baby´s love)
Bajátelo acá
martes, 15 de noviembre de 2011
La Rockola de los silbidos
viernes, 4 de noviembre de 2011
¡Marineros, hagan remar sus remos!
martes, 1 de noviembre de 2011
Medidas: una bocha de variantes
Esperemos que este tipo de expresiones no se propague y retomemos las costumbres y el habla que Occidente quiere para sus pueblos.
lunes, 31 de octubre de 2011
García y La Rockola
Acá tres temas de su primer LP llamado La Máquina de Hacer Pájaros: Bubulina, Cómo mata el viento norte y Por probar el vino y el agua salada. Gracias, Charly.
García y La Máquina de Hacer Pájaros (1976)
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viernes, 28 de octubre de 2011
Aprendan, floggers
La idea de la simpática rendevous entre estos nenes de pecho es lograr la tregua de todas las tribus urbanas y apuntar su inhumana violencia contra la policía. Sin embargo, todo se va a la cochambre en el momento que Cyrus es baleado por alguien de la multitud. Los Warriors pasan a ser erróneamente acusados por el asesinato y escapan a su guarida en Coney Island, no sin antes tener que vérselas con todas las pandillas y la policía que gritan por sus cabezas.
Sin dudas una película para los amantes de la acción y el folclorismo urbano. Basta ver los primeros 10 minutos de la película (sí, esta en Cuevana) para darse cuenta si van a estar prendidos hasta el final o si prefieren ver a Julia Roberts con un chinito sin dientes que se la da de budista cuando solo se la pasa mirándole el busto y sonriendo.
Para todos los nopidaspaneros que viajan al centro y desean descargar su ira, en la película el 90% de la violencia ocurre en el subte o sus inmediaciones… datazo.
Trailer:
jueves, 27 de octubre de 2011
2012: Cómo sobrevivir al Fin del Mundo y vivir para contarlo
martes, 25 de octubre de 2011
NPP Radio 19: Los asuntos personales y el Hombre Águila
En la música:
Ahí van - El Robot Bajo el Agua
Abril - Lucas Totino Tedesco
Estás Acá - Ezequiel Borra
miércoles, 19 de octubre de 2011
lunes, 17 de octubre de 2011
La Media Rockola
Belle and Sebastian - The BBC Sessions (2008)
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jueves, 6 de octubre de 2011
martes, 4 de octubre de 2011
NPP Radio 18: ¿Dónde está el tesoro?
Música:
Joao Gilberto - De conversa em conversa
Kings of Convenience - Mrs. Cold
Little Joy - The next time around
lunes, 3 de octubre de 2011
La Rockola del bien
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viernes, 23 de septiembre de 2011
Películas para cazar hippies
La ves llegar, entran al bar ella, su morral, todos los colores de su pollera y ¿sus seis rastas?. Sí, tiene 6 y hay dos en especial que parece que están por atacarte, pero eso no te detiene y ya estás armando el plan de batalla. La viste alguna vez en algún pasillo pero, qué bien que le quedan esas sandalias y esos biscochitos.
–OK, ¿qué sé sobre los hippies? No les gusta bañarse (le puedo hablar de la vez que estuve dos semanas sin bañarme y cómo olía, me acuerdo que tenía moscas volando por... no, eso definitivamente me lo voy a guardar), tienen el pelo largo (pero ella es mujer salame, obvio que tiene el pelo largo)... ¡música! ¡Les gusta la música! Entonces le puedo hablar de la vez que con el colegio fui a ver a la sinfónica nacional y cuántos eran y para qué se necesitan tantos instrumentos (sí, eso no creo que funcione). Les gusta el teatro, el marxismo (… )...¡Ya está! Les gusta la naturaleza, entonces le hablo de esas plantitas azules que tiene mi vieja ahí afuera en el balcón y de cómo las cuido, les doy de comer y las saco a pasear. No sé tanto del tema pero me parece que voy con esa...
A menos que...
jueves, 22 de septiembre de 2011
Consejero de consejeros
miércoles, 21 de septiembre de 2011
NPP en el recuerdo: Inglaterra y su pasión por el té
lunes, 19 de septiembre de 2011
La Rockola de Scott Pilgrim
Vacaciones pormedio, volvemos ante una llamada de nuestros hermanos autores del post de abajo, y les traemos nada más y nada menos que el gran OST de esa gran película que nos entregaron el viernes pasado.
No es casualidad que el soundtrack sea excelente: los temas de Sex Bob-Omb, la banda en la que Scott Pilgrim toca el bajo, fueron compuestos nada más y nada menos que por el señor Beck Hansen, Beck, e interpretados por él junto a los actores que forman la banda. El resto de los temas no se quedan atrás; muchos fueron compuestos especialmente para la ocasión por bandas que siempre es un placer descubrir, como The Bluetones o Plumtree. Otros, interpretados por viejas glorias como "To Ramona", escrito por Bob Dylan e interpretado por The Flying Burrito Brothers hace décadas. Y otros, y con esto terminamos, covers de viejos éxitos hechos por nuevas bandas, como la versión de "By Your Side" de Beachwood Sparks. Completísimo. Y genial.
Para empezar por algún lado, van estos tres temas:
By your side - Bleachwood Sparks
Scott Pilgrim - Plumtree
(Link de descarga del disco entero en comentarios)
viernes, 16 de septiembre de 2011
Mingo y Anibal contra los fantasmas de los ex
Caés en la música. Claro, te gustan los Beatles como a todo el mundo, pero de repente:
–Ay, mi primer novio tocaba la batería con Def Leppard.
Cambiás de tema, hablemos de laburo:
–Qué bueno que trabajes de cajero del súper. En serio, conocés mucha gente… qué casualidad, mi último novio era hijo de Carlos Carrefour.
…facultad?
–Me encanta que no tengas vocación, es tan bohemio lo tuyo… No como cuando estuve con el aburrido de Juan; era abogado, médico, perito mercantil, oceanógrafo, chofer e inventor del edulcorante.
Qué se yo… ¿pinta al menos?
–Mirá, te lo digo por experiencia, no te creas lo que ves en la tele. Los abdominales de Chris (tian Sancho) eran puro photoshop. Tu uniceja es más real.
Martes 13, como todos los viernes, se enorgullece en presentar a “Scott Pilgrim vs. The world”. Scott, interpretado por el abundante Michael Cera, es un chico como vos, que conoce a una chica que no es como él, ni como vos, aunque tal vez sí se parezca un poco a mí. Mary Elizabeth Winstead (la hija de Willis en “Duro de matar 4.0” (por dios que mala película, ¿qué onda con el pibe que ayuda a McLane? Dan ganas de reventarle un testículo a adoquinazos, ¿no?), la porrista en “Deathproof”, etc.) interpreta a Ramona, una jovencita misteriosa, que anda siempre en rollers y se tiñe el pelo todas las semanas. Lo que empieza como una relación cualquiera de La Paternal (la peli es yanqui igual) se convierte en una trifulca al mejor estilo Merlo Western, cuando los ex de Ramona empiezan a atacar al nuevo galán de manera desmedida. Así como lo leen. Para poder formalizar con la chica, Scott tendrá que derrotar a los 7 malvados novios de Ramona quien, mientras los chicos se dan de lo lindo, se divierte comiendo pochoclos. Además de presentar una historia delirante, el director Edgar Wright combina de manera excelente los recursos inconfundibles de historietas y videojuegos que todos los nacidos entre 1985 y 1995, reconoceremos con una alegre nostalgia. Como si fuera poco, la banda sonora es definitivamente excelente. En fin, una película para todos aquellos que, sin poner la vida en juego (o sí), hayan combatido a los fantasmas de los ex novios. ¡Enjoy!
Trailer: http://www.youtube.com/watch?v=-JO6M5ifrIg
Un poco de la música de la película: http://www.youtube.com/watch?v=-jMruFHTwrY
Disponible en Cuevana: http://www.cuevana.tv/buscar/?q=scott+pilgrim&cat=titulo
martes, 13 de septiembre de 2011
No Pidas Pan Radio 17: El terrorista paradójico y la venganza de Julián
En este capítulo nos visita Al-Fasser la Cama, terrorista paradójico y vecino de Rafael Calzada, y nos cuenta todo sobre su polémica profesión. En el último bloque Danny Neverland nos habla sobre el estreno de la semana, la muy esperada Mission Impossible 5, y Julián Fenecetti nos revela su ambicioso plan para conquistar el mercado latinoamericano de lava-autos.
En la música:
Madeleine Peyroux - Once in a while
Juana Molina - Busca bien y no molestes
The Meters - People say
Bajalo acá.
viernes, 9 de septiembre de 2011
Martes 13: nueva sección sobre cine
Miente, miente, miente, miente, miente, miente
–Bien, ¿vos?
Miente, miente, miente, miente, miente, miente
–Veo qué hago esta noche… No me puedo decidir. ¿Vos? ¿Hacés algo?
¿Hay necesidad?
–¿Y qué vas a ver?
jueves, 8 de septiembre de 2011
Consejos para evitar ser enano
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Cómo pasar un camello por el ojo de una aguja
Ahora bien, ¡a no desanimarse! Siguiendo los consejos que a continuación os brindo, encamellar una aguja os resultará más fácil que preparar una solución homogénea de aceite y adoquines.
jueves, 1 de septiembre de 2011
Trifulcio Perales: Un héroe autóctono
Caudillos como Trifulcio Perales no hubo muchos. En efecto, ningún otro fue tan poco respetado como él. Durante la guerra de independencia, e incluso en los combates intestinos (tanto en los más gruesos como en los delgados) Perales recorrió el país dando una mano en cuanta batalla hiciera falta. En general daba la derecha, que era con la que pegaba más fuerte.
Durante años se lo pudo ver de aquí para allá, cabalgando en soledad las llanuras de la pampa con la luna como único testigo y llevando en la diestra una escopeta y en la siniestra una damajuana.
Esta dama, Juana, era a la que más le constaba cuán siniestra podía llegar a ser la zurda del caudillo. Se decía de ella que era la única capaz de resistir un embate de Trifulcio e incluso someterlo a su voluntad y vivir para contarlo. Se habían conocido años atrás en un baile en la pulpería “El aguilucho flaco”: cuenta la leyenda que él sucumbió a sus encantos ni bien la vio. En realidad había sucumbido a los encantos de la bebida, y cuando la vio bien, ya era demasiado tarde.
Alguna vez, alguien lo acusó de poco hombre por estar sometido a la voluntad de una mujer. Perales simplemente respondió: “Sus deseos son órdenes para mi”. Y luego agregó en voz baja: “Si no los cumplo, me pega”. Juana no era una mujer fácil de manejar, pero Trifulcio solía decir: “Soy incapaz de levantarle la mano a mi chinita”. Literalmente nunca había podido levantarle la mano, ya que cada brazo de ella pesaba más de 50 kilos. Era más bien robusta, y aunque nunca se determinó su peso exacto, por los pueblitos de la zona circulaban varias leyendas. Los historiadores creen que llegó a pesar 170 kilos… No era una mujer fácil de manejar. La ventaja era que cuando el combate se ponía difícil, ella ponía al enemigo en su lugar.
En silencio cabalgaba este criollo, recorriendo de norte a sur los pagos de su gente, montado en su infatigable alazán. Alazán cuyo nombre no se supo nunca a pesar de que se lo preguntaron en varias ocasiones (era más bien callado, el caballo), y que sufría en silencio los abruptos cambios de rumbo y las interminables carreras para que el gaucho llegara a tiempo a la batalla.
Y cuando llegaba, siempre marcaba un punto de inflexión. Todavía se recuerda en el norte argentino la historia de la famosa batalla en “El fandango cimarrón” en la que apenas se recortó la silueta de Perales en el horizonte, se escuchó un atronador grito de festejo que espantó a la caballada. Eran gritos del festejo enemigo. Y es que hay que decir que Trifulcio tenía muy buenas intenciones, pero una pésima puntería. Miles y miles de combates lo tuvieron como protagonista, y ninguno como vencedor. Fue por eso que sus copartidarios quisieron cortar por lo sano: se ofreció una fuerte suma de dinero a quien lograra matarlo.
La tarea no era fácil. No sólo por el carácter nómade de Perales, sino también porque los mismos enemigos que enfrentaba en combate se ocupaban de su protección. Varias veces logró escapar de pelotones de fusilamiento. En “La jedentina del indio”, por ejemplo, tuvo que recurrir a un complejo truco mental para lograr burlar a la muerte: ya preparado el pelotón y vendados los ojos de la víctima, se dirigió al Capitán Muslera:
–Prométame que me cumplirá un último deseo, Capitán.
–Se lo prometo –le dijo Muslera. –Al fin y al cabo, hemos peleado juntos durante muchos años. ¿Cuál es su voluntad?
–Deseo que se me deje en libertad.
Muslera era un criollo de ley, y cumplió su palabra y la voluntad del preso. Sin embargo, la experiencia cercana a la muerte le sirvió de lección a Perales, que decidió abandonar la vida de Caudillo, a pesar de las suplicas de muchos soldados (enemigos).
Pasó sus últimos años retirado con su china en una granja, y hay quien dice que durante mucho tiempo se lo siguió viendo de noche, escopeta en mano, recorriendo la soledad de los montes como en los viejos tiempos. Un poco por nostalgia, es cierto, pero además porque la china roncaba mucho.
martes, 30 de agosto de 2011
No Pidas Pan Radio 16: El Diablo en Calzoncillos
viernes, 26 de agosto de 2011
Loscri y los concursos
Cierta vez, Loscri participó de un original concurso televisivo. El programa, según su mismo slogan rezaba, era “el primer programa de TV conducido por un bagayo”, y ciertamente no mentían. La conductora era tan fea que no era raro que algunos participantes dejaran de lado el jugosísimo premio y contestaran mal adrede, sólo para no tener que seguir viéndole la cara. Tampoco era raro que alguno simplemente dejara su posición para salir del estudio corriendo y llorando, y mucho menos raro era ver suicidios o amputaciones de miembros en cámara. Ciertamente, el slogan no mentía.
Cuando llegó al estudio, Loscri sintió que estaba de racha: contestó las primeras dos preguntas sin titubear y de manera acertada. Sin embargo, no poca fue su decepción cuando se enteró que el que había hecho las preguntas no era el otro que el productor, y que haber contestado correctamente su nombre y colegio no sumaba puntos para el concurso.
“Lo que más me sorprendió en cuanto entré, fue el decorado” diría Loscri días después. En realidad, se refería al de Corrado (Gabriel), que le había parecido demasiado alto en proporción a su talento.
Producto de un azar alfabético que no buscó comprender, Loscri fue designado al último atril de los cuatro que se encontraban en línea cerca del borde derecho de la escenografía. No le llamó la atención eso, ni tampoco que la pregunta número uno fuera para el primer participante. Incluso hasta era previsible, pensó.
El primer participante no era otro que un nervioso Félix Medialuna. Parado detrás de su atril, no sacaba los ojos de la punta de sus zapatos. Cuando la conductora le habló, pareció sorprenderse; lo mismo no levantó los ojos. Era lo mejor para evitar disgustos, y él lo sabía. La pregunta para él era: “¿Qué pesa más: un kilo de plumas o Susana Rocasalvo?”. El licenciado no levantó la cabeza para responder:
–No voy a hablar hasta que llegue mi abogado.
La conductora, sorprendida, miró a cámara (en realidad al productor, la cámara nunca la tomaba de frente) y recibió la orden de seguir con el participante número dos.
George Bush, participante número dos, estaba mucho más relajado que Medialuna. Sonreía a cámara y saludaba a la tribuna, que le tiraba con de todo. Sin embargo, cuando escuchó la pregunta (¿Qué país limita con la Tota Santillán?) cometió un error imperdonable: levantó la cabeza. “Papá (por George Bush padre) me había advertido” diría después. “No lo pude evitar, estoy muy arrepentido.” Fue solo un instante, pocos segundos en los que sus ojos se cruzaron con el ojo derecho de ella (el izquierdo miraba 45 grados más hacia Medialuna), pero el efecto fue instantáneo. Sintió en el pecho el calor de lo inevitable, una leve contracción de todo el cuerpo y su desayuno, mezclado vaya a saber uno con qué, volando un metro hacia adelante, empapando el atril y parte de su vida (del atril). Rato después los médicos dijeron que seguía en shock pero que estaba mucho mejor. “Con tratamiento psicológico, en unos meses podrá volver a su casa. No es la primera vez que pasa, estamos preparados.”
En el atril número tres había una mujer, Gladys Florimonte. Inmune a los encantos de la anfitriona por cuestiones obvias, miró fijo a la conductora y respondió: Ante Garmaz. La pregunta, obviamente, fue: “¿Quién es más peligroso en una barbería: Ante Garmaz o Darío Lopilato?” y la respuesta, como todos sabemos era correcta. Gladys pasó a la final.
Cuando fue el turno de Loscri, le preguntaron por qué tenía una bolsa de nylon en la cabeza. Su respuesta fue que era un piloto automático de cabezas, y pretendía que se computara como válida. La producción primero apeló a que no era parte del concurso, pero ante la tozudez del participante, quiso convencerlo de que su respuesta era inválida porque no llovía. No hubo caso: salió de su lugar y caminó, indignado y en silencio, hacia la salida. Se sentía defraudado. Ni siquiera le devolvió el saludo al abogado de Félix, que en ese momento entraba al estudio disculpándose por la demora.
martes, 23 de agosto de 2011
No Pidas Pan Radio 15: El beso de Chet Tapia
En la música:
Steel Pulse - Reggae fever
Pavement - AT & T
Radiohead - How can you be sure
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lunes, 15 de agosto de 2011
La Rockola: Kings of Convenience
viernes, 12 de agosto de 2011
miércoles, 10 de agosto de 2011
Réquiem para una morocha
Me voy a ahorrar la torpeza de darte el nombre -además, bien bien no me lo acuerdo. Es decir, no me lo acuerdo-. Cuánto más vas a entender, Sanabria, si te digo que era una de esas morochas que hacen bajar el stock de Brahma de cualquier barcito y, por ende, subir su producción (por eso supuse que era brasilera; ahí nomás metí uno de Caetano Veloso en la Rockola y la saludé de lejos "como vai vose"; me miró raro: "bien, flaco"). De esas morochas que te vuelven medio versero, por las que engrosás tu pasaporte en una sola noche sin salir del barrio y, si te apura, hasta jugaste en la reserva de San Miguel algunos partidos, antes de la clásica lesión. De manual, Sanabria, de manual.
Yo estaba sentado solo, en la barra, cuando la ví. Apuré la Liberty, hasta el final, y me hice el que revisava los mensajes del beeper -mala idea: no tenía ni mensajes ni beeper, así que le sonreí a mi mano izquierda un par de segundos, discretamente-. Que me miraba, me miraba. Es cierto, por otro lado, que en ese entonces yo usaba el pelo a lo antena de TV, que ya no estaba de moda, y que, para aparentar más "brasilidad", me había sacado la remera de Virus, quedándome en cueros y descalzo, arremangándome los vaqueros. Haciéndome el distraído, me pegué el bigote postizo que siempre llevo en el bolsillo, justo cuando la tuve enfrente. Entonces puse la voz infalible, la Chicho Serna, ¿viste?, y frunciendo las cejas con gesto de empresario, deslicé: "Tal vez te acuerdes de mí, morocha. Soy el que llevó el adaptador para conectar los parlantes en el fiestón de la sobrina de Ova Sabatini, cuando toco el ex bajista de El Símbolo...". Por ahí se me rió en la cara, de nerviosa nomás, viste. Después me preguntó la edad. "¿Te parece, morocha, andar con esas burocracias a esta altura de tu vida?". Para sacarla del apuro, aproveché que en la Rockola sonaba "Auto Rojo" y arranqué con mi paso de cabecera, el del Gaucho Jugando al Daytona, y la mina casi se muere de la emoción. Llamó a las amigas, hasta fotos me sacaron. Estaba de buenas. "Viste, morocha, como muevo el esqueleto. ".
Al rato, me jugué. "Mi Renoleta está recién lavada, hermosa. Cuando gustes podemos ir a dar unas vueltas por La Rambla; conozco al vendedor de cubanitos y podemos llevarnos la docena a un precio que es una bicoca". La mina ni enterada de que el dueño de la Renoleta sos vos, Sanabria; menos de que el vendedor de cubanitos había sido yo. Así que imaginate que ni noticias tenía de que yo estoy muerto, Sanabria, que me mandaron de la "central" a buscarla; que le había llegado "la hora", que había sacado "el boleto", que se le había acabado "la nafta", o había paro de petroleros, o el tanque estaba pinchado... Se moría, Sanabria, eso era todo.
Fue la elocuencia hecha mujer: "Escuchame, monigote, con vos no quiero saber nada, pero mis amigas me dejaron y no tengo para un taxi. Alcanzame, querés, hasta la parada, y te pido por favor que no abras la boca en todo el viaje". Yo, de pillo nomás, cacé la indirecta y enganchando el pasacasete (un Philco tenés, Sanabria, qué lujo) puse a sonar un compilado con los últimos de Lerner que siempre llevo en el bolsillo, al lado del bigote.
En eso, ya viajando, se acordó de mí, me miró de arriba a abajo y dijo "pero si vos sos Alberto... Vos estás muerto, desubicado". Le retruqué "No me digas... Muerto puede ser, morocha, desubicado también, pero Alberto no, mi nombre era Liberto; agarrate que hasta la "central" no paramos. Y, morocha, aflojá, dejame un cubanito".
No paraba de lastrar -es la ansiedad, me dijo, uno no muere a diario-. Parece que le habían gustado. Pero entonces se puso a atar cabos (unos que salían de la guantera), y mientras, se ve que fue maquinando, la de los cuentos de hadas, viste, la del beso que te salva de la muerte, y se me tiró encima, la muy turra. Yo qué iba a hacer, Sanabria, en la "central" estaba todo tan seco... Una más, una menos, al Jefe no le iba cambiar la vida.
De ahí en más, me fui quedando, viste. Me le escapaba al Jefe para no tener que subir otra vez. Me disfrazaba o me quedaba en lo de la morocha guardado por semanas, y los sábados me iba para el barcito; me gastaba las chirolas en la Rockola. Tenía un Sega, Sanabria, podés creer la suerte que tuve. Ella feliz, viste, era o yo, los cubanitos y la vida; o nadie, la muerte y la lija. Dos más dos... ¡Cuatro! ¡Cómo tres, Sanabria...!
Un día, un día cualquiera, se enamoró, me dijo. Viste cómo es. Me dijo que subía, que no tenía problema, que dos allá arriba eran como dos acá abajo y que en realidad venía un poco cansada del trabajo; que acá se aburría y que no era tan grave, que no era la muerte de nadie. Casi la corrijo: ¿Quién le había dicho que le tocaba ir para arriba? Cómo son, Sanabria. Masí, pensé. No; maní, maní pensé. Antes de irme quería comprarme una bolsa de pelado y salado; en la "central" escaseaba. Había hecho las valijas y se había empilchado, la morocha. Ésta me quiere cachar, me dije. Ya veía por dónde venía la mano: los cubanitos se acababan, ella no era la de antaño y se venía un impuestazo; además, la había visto recortar unas fotos de una revista viejísima, y me había parecido escucharla hablar de no sé qué buen mozo de la década del veinte. Avivada de los de arriba y conciente de la seca que corría por allá, le había echado el ojo a otro espectro, la ingrata...
Me quería dejar sin Sega, sin Liberty y sin "Auto Rojo" los sábados, Sanabria. Encima, de vuelta a la "central": planillas, sellos, formularios... La pensé dos minutos. Mientras, ella entornaba los ojos, ansiosa, con sonrisa compradora y las llaves de la Renoleta en la mano. Largué el joystick y, poniéndole la voz infalible, la del Chicho Serna, viste, le canté: "Pará, morocha, qué pasó... Mirá que yo estoy para unos besos nomás, eh...".