martes, 1 de noviembre de 2011

Medidas: una bocha de variantes


El siglo 21 trajo consigo modas y actividades de los más particulares a lo largo y a lo ancho del globo. El yoga, el vegetarianismo, el fútbol amateur, el bonsái, el fanatismo por Racing, la abolición de la esclavitud, la TV basura, la desaparición de programas como ZAP TV y La Corte, el reggaeton, la dactilografía, la paciencia del elefante, Juan Alberto Mateyco, las drogas blandas, las drogas duras, las drogas en general, el general, las tribus urbanas, Gastón Pauls y la vuelta de Obligado, entre otras, son sólo algunas de las que vienen sumando seguidores desde hace más de 10 años y prometen seguir así.

Una de las más difundidas es la que propuso la abolición de las medidas tradicionales de tiempo, espacio y etcétera por medidas nuevas, accesibles para cualquier hijo de vecino. Aunque en este tiempo han logrado cambios revolucionarios, el proceso fue gradual. En un principio, se propuso agregarle adjetivos a las medidas, dando lugar así a frases como “Hay que caminar unos lindos 600 metros”, “Duró unos 10 minutos largos” o “Dame un tartamudo kilo de cebollas”.

Una vez establecido el sistema de adjetivos, se pasó a la segunda fase, que consistía en cambiar las medidas por elementos cotidianos como un huevo, una bocha o un burro. ¿El resultado? Frases como “La operación le costó un huevo”, “Escucho una banda” o “Te extrañé. Bocha”.

El paso 3 era mucho más ambicioso, y también fue llevado a cabo con éxito. El objetivo era que, ya implementada la relación entre objetos y medidas, se suprimiera la palabra original, quedando solo el elemento. ¿Muy complicado? Veamos unos ejemplos:

–Che, esto es un bajón, ¿en cuánto nos vamos?
–Dentro de una birra salimos…

–¡Julián, odená tu cuarto!
–Bancame un Nesquik…

Sin embargo, la creatividad de la gente que busca abolir las medidas no tiene límites (vaya casualidad) y la evolución sigue. Recientemente, ha habido denuncias de gente que escuchó frases del estilo de “Estoy dando vueltas hace un gil”, “Me costó un Perú”, “Queda a dos salames de casa” y “Hace un Naco que no me conecto”, entre muchísimas otras.

Esperemos que este tipo de expresiones no se propague y retomemos las costumbres y el habla que Occidente quiere para sus pueblos. 

4 comentarios:

JuanM dijo...

¡Larga vida al SIMELA!
Reclamemos y hagamos valer la ley 19.511 de 1972.

Anónimo dijo...

MORTAAAAAL MARTO! muuy muy buenaa! Agradecimientos al Beibe Nacoo

Anónimo dijo...

jajajajjaja

Anónimo dijo...

aguantame un pucho que comento