Historias comunes de gente común: "Respeto certificado"

Braulio Senna me contó una vez que el miércoles 8 de enero de 1983 había asistido a la fiesta de casamiento de su mejor amigo, el escribano Celso Roca, y que apenas iniciado el elegante convite había mantenido con él el siguiente diálogo:

BS: ¿Cómo debe comportarse uno con las camareras?

CR: Con respeto, desde luego.

BS: ¿Y si son atractivas?

CR: Lo mismo…

BS: Pero si además de ser atractivas, lo sirven a uno como a un rey…

CR: ¡Es su trabajo, hombre! Hay que devolverles respeto y dejarlas trabajar.

BS: Pero usted sabe a qué me refiero… ¿Qué pasa si además le sonríen, lo elogian por la elección de un canapé entre mil idénticos, o le guiñan un ojo a uno cuando pincha una salchicha envuelta?

CR: A ver si me explico y terminamos con este tema porque tengo que ir a bailar el vals; las camareras deben comportarse con simpatía porque su trabajo consiste en servir a los invitados y hacer que se sientan a gusto. Ante eso, uno no puede más que demostrar respeto y dejarlas continuar con su servicio.

Braulio me dijo que la charla terminó ahí y también me contó que el escribano Roca se divorció a los pocos días porque su flamante esposa lo encontró en el guardarropa del salón de fiestas demostrándole su respeto a una camarera pelirroja.